He decidido escribir a menudo sobre mi experiencia en el trabajo, creando así un momento de reflexión interior que a la vez pueda servir para que otros compañeros se sientan reflejados,comprendidos y puedan también comentar su inquietudes.
1 de septiembre. Llego puntual a mi cita después de una semana playera interrumpida por el deber laboral.
Siento una mezcla entre ilusión y reparo.
Cómo si fuera un niño, me alegro de volver al que considero mi segundo hogar. Tengo muchas ganas de ver a mis compañeros.
Saludo religiosamente cada uno de ellos, unos con más entusiasmo que otros, pero todos necesarios por un igual.
Intuyo el grupo de las nuevas caras, juntas en un círculo cerrado que han creado sin darse cuenta para protegerse ante tanto abrazo desconocido.
Decidido, me acerco y saludo individualmente a cada una de esas nuevas personas, pensando en cuál será la característica que les definirá para mis adentros.
Rompo voluntariamente ese círculo para que sean partícipes del entorno del cual formarán parte el próximo curso.
Sigo mi recorrido y atiendo con interés todas las informaciones necesarias para poder acceder a mi nido, a la que será mi clase los próximos meses.
La mañana ha pasado volando. Me despido pensando que puedo volver a recuperar mi semana playera, pero algo en mí ya ha cambiado: mi yo docente se ha reactivado, listas, nombres y materiales ya fan vueltas en mi cabeza para dejarlo todo listo cuando vuelva.
Buen inicio de curso a tod@s!!!
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